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Ortega y Gasset

  • Foto del escritor: José Corral
    José Corral
  • 17 ene 2019
  • 4 Min. de lectura


Creo que es interesante reseñar, aunque sea brevemente, lo más significativo que he encontrado leyendo a filósofos españoles recientes sobre el fin u objetivo del Hombre, o de los hombres, y sobre fundamentación de la ética (1). Los que he visto más cerca de las ideas básicas. Con un cierto orden cronológico. Espero que, de los vivos, nadie se sienta discriminado o mal tratado: por incluirlo o no incluirlo, o por defectos de fondo o forma en lo escrito.

(1). Escolio sobre el contenido de este término ética: incluye la meta-ética de Ruse y las normas morales sobre lo que tenemos que hacer: la ética sustantiva o normativa. Y las teleológicas, deontológicas y otras posibles éticas contingentes parciales, tanto teóricas como aplicadas

Ortega y Gasset. José (1883-1955)

Confieso que soy orteguiano. Recuerdo unos días antes de casarnos, sentado en el suelo de la que iba a ser nuestra primera casa en Bilbao. En el piso sin muebles solo estaba yo y el paquete, recién abierto, con los nueve tomos de las obras completas de Ortega. Tengo anotado que aquel día 16 de octubre de 1966 empecé a leer el tomo octavo por el “Prólogo para alemanes” donde cuenta la anécdota de Víctor Hugo y el embajador de la Mesopotamia/Humanidad.

Siempre he pensado que en la obra de Ortega está implícita la idea básica. Y es posible que fuera él, con su imperativo vital, quien me la inspirara. En alguna parte tengo notas sobre las páginas donde Ortega dice cosas referidas a ella. Y también, en alguna parte guardé un librito donde D. Julián Marías habla especialmente de la razón vital. Y donde nombra frases y referencias que en su día contrasté con el propósito de comprobar que Ortega tenía la idea básica en su interior. Voy a decir, de memoria, las pistas sobre las que baso mis impresiones y las causas por las que él no las vio como yo las veo. Si alguna vez tengo tiempo repasaré los ahora diez tomos de las nuevas obras completas, para confirmar mis sospechas.

Por abreviar, voy a intentar resumir en un párrafo las ideas de Ortega más cercanas a las básicas.

El hombre, cada hombre, es él y sus circunstancias. Y su deber, su imperativo vital, es salvar a los dos. Y para ello debe vivir según su vocación como hombre. Y la capacidad de pensar, la razón, es un medio para vivir y para intentar salvar a la circunstancia de cada uno y a uno mismo.

Dentro de la circunstancia orteguiana está la Humanidad y creo que Ortega admitiría la sinécdoque de que escribamos Hombre donde él escribe hombre. Con ello resulta la idea básica. Voy a intentar decir mi opinión sobre las causas de que no la explicitase como yo.

Ortega, como todos hasta hace muy poco, no se cuestionaba la existencia física de los hombres. Contaba con que la circunstancia “género humano” es permanente. Y que si alguna vez el Hombre se extingue será por causas ajenas a los hombres. Por causas naturales o porque algún poder externo así lo quiera. Con ello, ni se le ocurre que cada hombre tenga que pensar en ocuparse de la supervivencia material de toda la especie Homo sapiens. El vivir de cada hombre es su personal vivir, y su circunstancia a salvar es aquella en la que puede influir directamente.

En el Prólogo para alemanes citado, dice Ortega que “… el primer término de mi circunstancia era y es España, como el último es … tal vez la Mesopotamia”. Y luego: La circunstancia es, por lo pronto, lo más próximo”. Como nos pasa a todos. Cada uno tenemos unas concretas y variadas circunstancias a salvar: hijos, familia, amigos, empresa, clan, tribu, patria, cultura, religión, equipo de futbol, …Y está bien que así sea. Porque luego las personas de nuestra familia, nuestra empresa, nuestra tribu, … como sujetos actuantes, tienen a su vez, y se supone que asumen, el deber de intentar salvar a sus propias circunstancias cercanas en las que influyen: sus familias, empresas, tribus, naciones, culturas… Y así, en círculos concéntricos interrelacionados - o por medio de redes nodales dirían otros - hemos llegado hasta aquí.

Hace muy poco tiempo algunos hombres, todavía no todos, se han dado cuenta de que la circunstancia a salvar es la especie, nuestra Humanidad. Aunque algunos ya dicen que el objeto a salvar por el sujeto Hombre, es toda la biomasa, o la Tierra, o el Universo o la Vida entera. Posiblemente tengan razón. Pero yo, de momento, me quedo en el Homo sapiens que es el nivel inmediato a aquellos en que ya estamos actuando. Y que parece ser el que corre más peligro. Y que, además, es el medio para intentar supervivir nosotros y nuestras circunstancias más inmediatas: actuales y futuras.

La obra de Ortega, leída con las gafas de mis ideas, daría para escribir mucho más. Lo dejo para otro rato o para mayores expertos. Pero solamente querría dejar una idea relacionada con Kant, a quien Ortega conoció bien durante su estancia en Alemania.

Como he dicho, Kant renunció a encontrar el propósito oculto de la Naturaleza y encargó a los filósofos que lo siguieran buscando, tirando del hilo conductor que él inició. Y por separado, ya que era una cuestión moral, descubrió el imperativo categórico: que dejó vacío. Ortega ve que el propósito de la Naturaleza es vivir y que el imperativo a convertir en ley universal es el imperativo vital. Y a los filósofos les dice que la mejor manera de razonar es viviendo. Y que la razón es para vivir, antes que el vivir para razonar. Ortega puede ser “el hombre capaz que como otro Newton o Keplero”, Kant encargó crear a la Naturaleza para que encontrase su propósito oculto. A pensar más.

Marbella, 2.8.2018. Revisado el 5.10.18

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