José Ferrater Mora (1912-1991)
- José Corral
- 13 ene 2019
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D. José Ferrater tiene sobrados méritos de todo tipo para figurar en esta corta lista de filósofos españoles. Y, además, lo he elegido porque, dentro de los que han buscado las bases de la ética, creo que es uno de los más enciclopédicos en esta materia. Y su erudición y opiniones están muy concentradas en la Introducción de su: “Ética aplicada. Del aborto a la violencia”, con Priscila Cohn. En Alianza Editorial, segunda edición, actualizada en 1988 a sus 76 años.
Creo que en esa Introducción está resumido lo mas significativo existente a esas fechas sobre las éticas normativas o sustantivas y la metaética. Y sobre sus fundamentos, variantes y aplicaciones. Supongo que lo que no esté ahí dicho no existe, al menos publicado en ese momento, porque si existiera, D. José lo hubiera visto y reseñado.
Por mi parte voy a comentar solamente lo que tenga más relación con la metaética y sus fundamentos. Es decir con los fines, objetivos, o causas, de la moralidad. Ferrater avisa de que usa “ético” y “moral” como sinónimos. Más o menos. Por mi parte también estoy de acuerdo con él en esta cuestión y en su doctrina “integracionista”. Creo que algunos filósofos gastan demasiado tiempo en distingos prescindibles y en falsos rigorismos técnicos. Dicho desde mi ignorancia de usuario externo. Sigo:
La primera cosa que me llamó la atención, y que ya he comentado en otros escritos, es el primer párrafo de la citada Introducción. Dice:
“En una frase muy citada y debatida, el sociobiólogo Edward O. Wilson ha escrito: “ Tanto los científicos como los humanistas deberían considerar la posibilidad de que haya llegado la hora de sacar por un tiempo la ética de manos de los filósofos y biologizarla”.
Ferrater dice que, si bien la ética no ha estado siempre, y exclusivamente, en manos de los filósofos, estos la han manoseado tanto, … “que no parece mala idea que los biólogos – por lo menos algunos- se ocupen- por lo menos un rato- de ella”. Y añade:
“ La especie animal llamada “hombre” es un producto de la evolución biológica”. Y que: “ … cabe afirmar que las producciones éticas son resultado de actividades llevadas a cabo por individuos de una especie biológica y biosocial constituida por ingredientes físicos”.
Después reconoce: “ … la necesidad de una perspectiva evolucionaria o biológico-evolucionaria – que, por lo demás está encuadrada en una perspectiva cósmica-.”
Y defiende un anti-antropocentrismo que tenga en cuenta un ecologismo que no esté solo basado en el egoísmo de la especie, ya que: … las amenazas que se ciernen sobre la Humanidad no son consecuencia de una presión ejercida por la Naturaleza sobre la especie humana, sino más bien lo inverso: el resultado de una actitud “demasiado humanista”.
También dice que: “ …ha llegado el momento de tomar en serio la idea de que los llamados “problemas morales” se plantean en el contexto de situaciones sociales y, por descontado, bio-sociales.” Creo que se da cuenta del problema de los filósofos de tener como sujeto al individuo- persona aislado. Dice luego: “Este sujeto de investigación es, en nuestro caso, el conjunto de individuos biológicos, o biosociales, que forman la especie humana”.
En cuanto al fundamento o soporte de la moralidad cita a Kant y a sus: “fundamentos de determinación prácticos en el principio de la moralidad”. Y entre ellos los de carácter material: subjetivos u objetivos y cada uno de ellos interno o externo. Y dice:
Ejemplos de fundamentos subjetivos externos son la educación (Montaigne) o la constitución civil (Mandeville). Ejemplos de fundamentos subjetivos internos son la sensación física ( Epicuro) o el sentimiento moral (Hutcheson). Ejemplos de fundamentos objetivos internos son la perfección (Wolf y los estoicos). Ejemplos de fundamentos objetivos externos son la voluntad de Dios (Crusius y otros moralistas teológicos). Y sigue:
Ninguno de estos fundamentos- a los que cabría agregar otros muchos- es admisible o suficiente , porque todos ellos son, según Kant “ heterónomos”: su ley se halla fuera y no dentro de ellos. En realidad, hay un solo y único soporte: el del fundamento puro de la voluntad. El imperativo categórico autónomo.
Repasa luego los ataques contra el imperativo categórico kantiano: De Hegel, Nietzsche, Brentano, Stuart Mill, Scheler, Hartmann. Y Philippa Foot que compara las normas morales con las normas de la etiqueta. Y a la que sigue citando . Y a Ronald Dworkin y Robert L. Holmes sobre las distinciones entre normas, reglas y principios: categóricos e hipotéticos. Y habla luego de:
“ …los argumentos y contraargumentos, los tiras y aflojas de todos los debates concernientes a la “moralidad”: es una obligatoriedad pura, un mandato divino, un sentido moral, una intuición a priori pero con un contenido, un sistema de preferencias, un imperativo social, un resultado de la estructura biosocial, una actitud prudencial, y tantos etcéteras como puedan caber en este libro”.
Ferrater se declara más relativista que absolutista y bastante utilitario, aun con las dificultades de evaluar cual sea el mayor bien para el mayor número de individuos. Dedica mucho espacio a las dificultades de la ética aplicada y parece que se queda con una noción de ética a ejercer con “sentido moral” y con una “indemostrable intuición básica”. Y dice que :
“… el citado sentido moral no es un don que nos viene del cielo: nos viene de la tierra, de nuestra constitución bio-social, y del curso de nuestra experiencia cultural e histórica. Semejante “sentido” sería ciego sin la razón, pero una pura razón práctica sin un sentido moral arraigado en nuestra realidad bio-social y social-cultural sería vacía”. Y termina:
“ La ética sólo en manos de los filósofos no es muy buena idea. La ética puede y debe estar también en manos de los biólogos, de los etólogos, de los sociólogos, de los antropólogos, de los economistas, etc.; de hecho puede y debe estar en manos de todos, porque todos tenemos interés en ella. “Todos” quiere decir la especie humana entera, en comunidad con los otros seres vivientes. Nada menos”.
En conclusión, parece que Ferrater, con su enorme erudición y buena voluntad, no encontró a nadie que hubiera aportado hasta entonces un principio ético común y universal. Él tampoco lo encuentra. Y propone usar el “sentido moral” en la aplicación de las éticas parciales, utilizando también para ello la razón y la “intuición básica”. Como ya había dicho Hume.
Madrid, 9.9.2018. Revisado el 5.10.2018
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