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Aplicaciones.

  • Foto del escritor: José Corral
    José Corral
  • 26 ene 2019
  • 6 Min. de lectura

Actualizado: 4 feb 2019



0. Introducción, advertencias previas y otras ideas

Para que se aprecie con más claridad el posible alcance de la idea básica voy a tratar de usar el principio ético universal como base de algunos casos de ética aplicada:



Las pocas veces en que he hablado de estas ideas, mis interlocutores han derivado a alguna de las cuestiones “éticas” concretas de actualidad. Y cada uno ha intentado utilizar mi “nueva ética” según sus propias creencias previas. Divididos normalmente entre creyentes y ateos. No es fácil encontrar agnósticos practicantes.

Escolio: Según el cardenal Ratzinger: “Aún en el caso de que yo esté de acuerdo, teóricamente, con el agnosticismo, en la práctica me veré obligado a escoger entre la alternativa de vivir como si Dios no existiera o vivir como si Dios existiera…”. “El cristiano en la crisis de Europa”. Joseph Ratzinger. Ediciones Cristiandad 2005, pág. 81. Fin del escolio.

Por ello rogaría a mis lectores que, al llegar aquí y para opinar sobre lo que sigue en este apartado, intenten prescindir de la parte de sus creencias que se refieran a la existencia o no de un Dios creador y mantenedor. Los creyentes pueden seguir creyendo que Dios existe, que dictó la ley natural, que la deja actuar bajo su control y que sólo interviene cuando se la quiere “saltar” mediante los milagros. Y los evolucionistas ateos pueden seguir con sus teorías científicamente demostradas, pero deben dejar fuera las ideas que no estén suficientemente probadas y verificadas. Especialmente las que se refieren a la “no existencia” de unas fuerzas externas de naturaleza desconocida. Y sobre todo deben dejar aparte, quienes la tengan, la animadversión hacia las religiones.

Apoyándome otra vez en los excelentes textos citados del cardenal Ratzinger voy a intentar, como los pensadores de la Ilustración (pág. 47), entender y aplicar las normas morales “… etsi Deus non daretur”. Y que sean válidas a la vez”…veluti si Deus Daretur”. Creo que los ilustrados y la Iglesia no han tenido éxito en hallar una ética universal común por querer hacer una ética a partir de la naturaleza de los individuos. No de la especie. Y pensando, además, en unos individuos de diferentes “naturalezas” según cada una de esas tendencias.

Para los ilustrados y los científicos actuales no creyentes, los hombres somos otros seres vivos más, animales elegantes que diría Ortega. Y no admiten que podamos “ser”, o tener, algo “sobrenatural”. Y hacen de esta cuestión, que no es científica, su caballo de batalla. Es decir, en lugar de intentar ponerse de acuerdo sobre el “qué hacer”, partiendo de lo que empírica y científicamente se sabe, discuten sobre el “qué y cómo es” quien debe hacerlo, intentando llegar a este “qué hacer” a partir de la “naturaleza” del sujeto. Naturaleza que no se conoce aún científicamente con certeza. De ahí su error. Agravado porque, en este caso, el sujeto no es el individuo sino la especie.

Y la Iglesia, por el contrario, eleva de nivel a los individuos y los dota de un alma inmortal. Y además parece que, de acuerdo con los criterios clásicos, considera a las personas individuales como los sujetos únicos de una posible ética universal. En cualquier caso, creo que la Iglesia actual no tendrá reparos en admitir el imperativo vital prioritario en el nivel del Homo sapiens como ser vivo. Y también admitirá a la especie humana como sujeto de la ley natural. Y seguirá diciendo que es bueno que los hombres crean, no obligatoriamente, en un Dios creador y mantenedor.

En cualquier caso, para aceptar mi idea no hace falta recurrir a Dios. Ni rechazarlo. Es decir que para juzgar con la “nueva” ética los distintos casos, intentaré aplicar lo que he llamado el principio ético universal, “natural”. Y pido que el lector o lectores intenten seguir esos mismos principios. Tratando de prescindir de sus prejuicios y creencias previas en lo que dificulten o sesguen este criterio. Puede ser muy conveniente que vean después si el dictamen resultante, aplicando la “nueva” ética, coincide o no con el resultado de aplicar su ética previa propia.

Insisto en mi incapacidad, y prevengo al lector de la posible suya, para juzgar los casos que voy a plantear. Los pongo como ejemplo de lo que puede significar la asunción de esta “ética”. Una de las primeras acciones a realizar, si se adoptaran estas ideas, sería “nombrar” a quien las pueda desarrollar y aplicar. En general y para casos concretos. Lo cual tendría también su dificultad. Pero esa es otra cuestión, antigua y actual, para “dictar” las éticas parciales.

Aviso también de que solamente voy a enunciar y resumir cada caso, sin entrar en detalles. Todos ellos son muy complejos y han sido y son objeto de polémicas y discusiones. Ruego por tanto al lector que se quede en lo principal, sin entrar en aspectos parciales o facetas locales o marginales según el momento y el entorno. La aplicación detallada de la “nueva” ética a casi todos estos casos daría para varios libros y películas. Realistas o de ciencia ficción. Brindo esta idea a posibles comunicadores.

Recuerdo que el objetivo básico es que la especie sobreviva. Y con el mayor bienestar de sus individuos al aplicar, por eficacia y eficiencia, el altruismo/amor como elemento principal de todo lo que se haga para la consecución del objetivo básico.

Las aplicaciones e ideas que voy a enunciar, y muchas otras, están ya operando actualmente. De forma local o grupal e incluso global. Y casi todas ellas desde hace tiempo. Y de una u otra forma seguirán operando mientras exista nuestra especie. Por ello la aplicación de la “nueva” ética explícita, se puede realizar de dos formas: Reactiva, es decir contestando a las dudas parciales que puedan existir sobre lo que ya se está haciendo. Y de forma activa, planteando acciones globales o parciales “nuevas”, o potenciando las “buenas” actuales. Todo ello, como ya se ha dicho repetidamente, encaminado a conseguir el objetivo básico de supervivencia de la especie con el mayor bienestar posible.

Sobre la adaptabilidad

El objetivo parcial más claro a intentar conseguir como medio para el objetivo básico, es la adaptabilidad. Es decir la capacidad de que la especie sobreviva ante cambios del entorno. Es lo que todas las especies intentan permanentemente.

Escolio.-Lo que estoy haciendo es una actividad adaptativa de la especie, realizada por uno de sus miembros. La acción de escribir y difundir estas ideas busca mejorar la adaptabilidad de mi especie. Para intentar que los lectores hagan algo positivo al respecto. O dejen de hacer algo negativo. Fin del escolio

Volviendo al asunto, parece que alguien debe hacer, o seguir haciendo, una lista de los riesgos que corre la especie. Es decir una lista de los fenómenos “naturales “y “humanos” negativos que puedan producir la extinción de muchos o de todos los hombres. Y por el contrario, otra lista de los factores positivos que mejoran la capacidad de supervivencia y el bienestar.

Parece que estas listas deben tenerse en cuenta y servir como orientación al aplicar la nueva ética a las actividades actuales y a las políticas activas a desarrollar. Solamente como ejemplo, expongo cuatro listas de algunos posibles “fenómenos”, negativos y positivos, a tener en cuenta en el proceso adaptativo de la especie:

  • Negativos “naturales”: Grandes seísmos, meteoritos, glaciaciones, calentamientos, gases nocivos,… Se sabe ya bastante bien lo ocurrido hasta ahora y existen medios para hacer esta lista. Y supongo que alguien la tiene y está pensando, y deberá seguir pensando, en lo que sea mejor para que, en caso de que ocurra alguna de estas catástrofes, sobreviva el mayor número de humanos posible.

  • Negativos “humanos”: Las armas de destrucción masiva, la contaminación, el consumismo, la superpoblación… El egoísmo individual y grupal, la maldad, el odio, la guerra… y todos los “pecados” contra la humanidad y la naturaleza.

  • Positivos “naturales”: La capacidad del Universo y de la Tierra de aguantar, y de la vida de mantenerse y desarrollarse. Más o menos predecible en el tiempo.

  • Positivos humanos: Sus muchas capacidades vitales tanto materiales como espirituales, tanto individuales como colectivas, el altruismo/amor, todas las virtudes y todas las sabidurías bien ejercidas, el sentimiento creciente de humanidad y de fraternidad, la buena ecología, la diversidad de razas y de usos y costumbres, los distintos asentamientos geográficos, todas las ciencias y técnicas, las buenas religiones…

Como he dicho, estas listas pueden estar incompletas o mal hechas. Hacerlas bien y tenerlas actualizadas y operativas en cada momento, es una de las tareas de los hombres y de todas sus “autoridades”, laicas y religiosas. Y en función de ellas y de la situación y perspectivas de cada entorno, revisar y decidir las normas contingentes a aplicar en cada caso y situación parciales. Cuyo conjunto, forma la ética global aplicada.

Teniendo como base la perenne y “nueva” ética universal, ahora explícita, y sus principios básicos vitales y prioritarios.

Estas son algunas de las ideas previas a tener en cuenta al abordar los casos que enumero a continuación.

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