Aplicaciones III
- José Corral
- 23 ene 2019
- 3 Min. de lectura

4.- El modelo de sociedad mundial
Otra de las grandes cuestiones éticas a resolver es el tipo de sociedad mundial a intentar crear y mantener. Que sea posible, eficaz y eficiente. Y sostenible en el tiempo, para la consecución del doble objetivo de supervivencia de la especie y el mayor bienestar individual y global.
También en torno a esta idea hay mucho escrito. Pero tampoco he visto que se plantee con este doble objetivo. De lo que he leído, tal vez lo que más se le acerca sea el modelo de “El mundo feliz “, de A. Huxley, que casi se ve ya técnicamente posible pero que no parece deseable, al menos visto desde hoy. Porque “La isla “, del mismo autor, o la “Utopía” de Tomás Moro, aunque parecen mejores, se plantean para sociedades más pequeñas. Y el modelo de “Señor del mundo” de Robert Hugh Benson tampoco parece el mejor.
Creo que el párrafo anterior sirve para dar idea de la cuestión a tratar. El asunto es enorme puesto que trata de todas las actividades de todos. Voy a intentar resumirlo.
Nuestra especie vive hoy según un modelo que se ha ido estableciendo a través de acciones y éticas grupales. No lo describo porque es conocido. Habría que ver si este modelo es el mejor posible para los objetivos básicos. Y en cualquier caso hacia donde debería tender, tanto en el nivel mundial, como en las actuaciones de todos los colectivos, grupos e individuos. Casi todo lo que hacemos y dejamos de hacer influye en el modelo de sociedad en la que estamos y en su futuro. Sobre todo lo que hacen las grandes naciones, tendencias políticas, religiones, multinacionales, grupos de opinión… Y lo que hace y no hace cada individuo.
Los modelos a aplicar son muchos. Pero quiero recordar que el actual está hecho buscando prioritariamente los objetivos parciales de los grupos y el bienestar de sus líderes, ciudadanos y afines. Con nuestras ideas básicas, los objetivos son globales, y pueden coincidir o no con los grupales. Se trata de juzgar, a la luz de la nueva ética, el modelo actual. E intentar llevarlo hacia el mejor posible en cada momento.
Esta tarea de juzgar y aconsejar éticamente en estas cuestiones es difícil. Le correspondería a uno de los organismos de la Autoridad Mundial. Para las grandes cuestiones y posiblemente para los asuntos más pequeños comunes. En cualquier caso, creo que con lo dicho se “ve”, o por lo menos se intuye, la importancia de la nueva ética en el modelo de sociedad global a ir desarrollando. De manera expresa, consciente, y con visión universal, o como hasta ahora.
A título de ejemplo, expongo un posible modelo “fácil”, casi como el actual: descentralizado, dividido en grupos o “naciones” afines, adaptables y del tamaño óptimo gestionable por sus autoridades grupales con las tecnologías existentes en cada momento. Pero con un solo nivel intermedio entre estas “naciones” y la Autoridad Mundial. Estas “naciones” tendrían la mayor autonomía posible dentro de las reglas de una nueva “Constitución Humana”. Se mantendría por tanto la diversidad de usos y costumbres, de religión, de cultura, etc. Pero con una bandera mundial, un idioma común además del propio de cada cultura, un solo “ejército” mundial desplegado con criterios de eficacia y eficiencia,… El nivel intermedio regionalizado. Muy ligero de estructura. Con un nombre geográfico o técnico.
Lo importante es que la Constitución Humana se ajuste a la nueva ética universal y que la Autoridad Mundial sea también “buena”, eficaz, y eficiente, para desarrollarla y mantenerla.
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