Apéndice. Utilidades y tareas
- José Corral
- 6 ago 2018
- 13 Min. de lectura

Introducción
Este apéndice estaba escrito como final de “Supervivir amando”. Pero decidí no incluirlo en el libro por considerarlo demasiado personal.
Con todo, creo conveniente darlo a conocer ahora, en este medio mas cercano, manteniendo la intención y el lenguaje coloquial. El índice de esta nota es el siguiente:
I- Las ideas y sus utilidades
II- Tareas para pensadores
III-Tareas para personas que hacen cosas
IV-Tareas para todos
- Ideas generales
- Algunas ideas para ser bueno y feliz
I.- Las ideas y sus utilidades
Recuerdo las tres ideas en su versión resumida:
. Nuestra especie Homo sapiens tiene el objetivo vital prioritario de supervivir.
. El altruismo grupal amplio es el método más eficaz y eficiente para intentarlo.
. El principio ético universal sería: Es bueno/mejor lo que, hecho altruistamente, sea bueno/mejor para la supervivencia de nuestra especie.
Enumero sus posibles utilidades:
1.- Estas ideas no responden a quiénes somos, de dónde venimos ni adónde vamos. Pero sí contestan a las importantes cuestiones de: qué debemos hacer y cómo hacerlo. Al menos en nuestro nivel vital de seres vivos animados y racionales.
Recuerdo que este qué hacer (intentar supervivir) y el cómo (altruistamente) no son meras inclinaciones o tendencias. Son imperativos vitales prioritarios. Para todos los hombres de todos los tiempos por ser normas básicas naturales de nuestra especie.
2.- Pueden servir de fundamento común a la Humanidad en esta nueva era de ver a la especie como colectivo global. Esta etapa ya ha empezado hace algunos años, pero nuestra creciente humanidad fraterna aún no tiene, explícita y aceptada, una idea o base universal que le señale su objetivo común y el medio para intentarlo.
3.- Son universales y neutrales. Se pueden asumir por los creyentes de todas las religiones y por los agnósticos y ateos. Sin que ninguno de ellos tenga que renunciar a sus creencias sobre Dios ni sobre sus posibles nombres o formas.
4.- De acuerdo con lo anterior pueden servir de base para que personas de distintas creencias puedan trabajar juntos. Especialmente para desarrollar, a partir de ellas, unas normas éticas comunes y universales hasta donde se pueda.
5.- Refuerzan las creencias de las religiones del Libro, ya que confirman el creced y multiplicaos del Génesis y el mandato al Hombre de que use y cuide lo creado. Y complementan otras doctrinas (budismo, taoísmo, hinduismo...). Confirman también el precepto del amor al prójimo. A todos los prójimos.
6.- Confirman y complementan la teoría de la evolución. Aportan la base y la finalidad que le faltaban. Con ello evitan también la falacia naturalista. Y permiten que tengan respuesta muchas dudas y detalles que hoy no tienen fundamento que las resuelva.
7.- Enmarcan, justifican e incrementan la libertad humana al darle un criterio firme y común al que recurrir para planificar, decidir, y juzgar, los actos humanos.
8.- Y a la vez reducen los relativismos. Y pueden evitar errores, abusos o injusticias de quienes dicten las normas: usos, costumbres, leyes, mandatos...
9.- Confirman también que el Hombre, en su naturaleza de especie social, tiene al altruismo / amor como el más eficaz y eficiente método para intentar sobrevivir como individuos, como grupos y como especie. Método postulado por la ciencia en sus varios aspectos parciales. Y por las religiones, creencias y sabidurías.
10.- También confirman las buenas recomendaciones de ecologistas, humanistas... Y de la ONU, de las encíclicas papales y de otros entes.
11.- Claramente preconizan la fraternidad universal. El hombre es miembro de una misma humanidad con un objetivo común. Y con un mismo imperativo de la propia especie, de practicar todos, en todo su ámbito, el altruismo amplio grupal.
12.- Fundamentan la igualdad de las personas en cuanto a las obligaciones y derechos vitales básicos. Desarrollo a continuación esta frase.
13.- Es importante resaltar que estas ideas indican que lo primero que tenemos los seres vivos, y especialmente el hombre, son obligaciones. Todas las personas tienen, tenemos, el deber imperativo de contribuir al objetivo vital de que la especie perviva.
14.- Y para cumplir esta obligación, y por ello, todas las personas tenemos el derecho de vivir lo más y mejor posible. Y el deber de ayudar a nuestros prójimos a vivir lo más y mejor posible. El bienestar individual y grupal mejoran la capacidad de supervivencia del individuo, del grupo y de la especie.
15.- De acuerdo con lo anterior parece que para el objetivo básico es bueno hacerse mejores: más sanos, más sabios, más santos. Y todos los hombres tienen implícito, y deben tener explícito y real, el mismo derecho a intentarlo.
16.- Para ello todas las personas físicas y jurídicas, grupos y colectivos, entes públicos y privados, religiones y movimientos cívicos, intelectuales y técnicos, … tienen, tenemos, la obligación moral de asumir los objetivos prioritarios. Y de que cada uno actúe en consecuencia dentro de su actividad y de sus posibilidades. Directamente y ayudando a los demás.
17.- Estas ideas también pueden ayudar a repensar algunas de las cuestiones teóricas sobre el bien y el mal, los fines, los valores, las virtudes, los vicios, la bondad, el amor... Todo ello en el nivel del hombre como ser vivo. Sin entrar en los posibles fines últimos o trascendentes que existan o puedan existir. Ni lo que los valores, las virtudes, los vicios, etc. puedan representar en esos posibles niveles.
18.- Por lo dicho en el punto anterior, no parece que estas ideas aclaren u oscurezcan cuestiones teológicas.
19.- En resumen, estas ideas son útiles, políticamente correctas y fácilmente vendibles. Son compatibles con las doctrinas científicas en vigor y con las buenas religiones. Y pueden servir de base común para mejorar las estructuras y sistemas de convivencia, tanto globales de la especie, como las grupales e individuales.
La creciente globalización hará que se acelere el sentimiento de pertenencia a una misma especie y el desarrollo de normas éticas universales: usos, costumbres, modas y tendencias de consumo, relaciones sociales, leyes y acuerdos de comercio, doctrinas y teorías, usos de la ciencia, ...
El imperativo vital, implícito en los emisores y receptores, debería hacer que las nuevas normas, y la conservación de las anteriores, estén de acuerdo con el principio ético universal también implícito. Pero por desgracia, las normas, antiguas y nuevas, pueden estar sesgadas por la ignorancia y por el interés parcial de los emisores: líderes y grupos cada vez más poderosos. Y con mayor peligro, tanto por el tamaño y las demandas de sus colectivos, como por sus capacidades técnicas y su relativismo. Y por sus rivalidades grupales.
De ahí la importancia y la urgencia de explicitar, asumir, y hacer operativo, el principio ético universal. Por ello me siento obligado a solicitar la ayuda de quienes me lean. Cuantos más y mejores sean, mejor. Y, para ello, me atrevo también a enunciar algunas posibles tareas para los tres grupos de lectores que he nombrado en la presentación del libro.
II Tareas para pensadores.
Como creo que ya he dicho, mi principal intención al publicar este trabajo es tratar de contrastar si mis ideas son ciertas. Y difundirlas para que, en su caso, sean útiles a quienes las quieran y puedan utilizar. Pido ayuda para esta labor de contraste a los expertos en los distintos campos afectados:
. la idea básica puede corresponder a expertos en evolución, antropólogos, etólogos, ... Y a filósofos de la naturaleza y de la ciencia…
. el altruismo amplio es tratado por muy diversas especialidades: los mismos etólogos y antropólogos podrían ser los primeros y luego los expertos en el cerebro. Y también los filósofos y humanistas. Evitando reducir el término a alguna de sus varias acepciones.
. el principio ético universal procede de la idea básica. Que es una norma vital natural. Parece que una vez afirmada ésta como base del comportamiento de todos los seres vivos, en el hombre - ser vivo animado y racional - se convierte en fundamento moral. Puede corresponder a antropólogos y a filósofos especialistas en meta-ética.
Parece claro que el contraste de estas ideas debe ser hecho por expertos con autoridad académica. Reitero mi petición de ayuda a los lectores de este primer grupo. Y agradecería conocer sus opiniones positivas o negativas. A través de cualquier medio. Mi dirección de correo figura en la página de identificación del libro.
También agradeceré a los lectores que me hagan llegar información de posibles personas expertas interesadas, o de entidades (foros, universidades, ...), a quienes pueda enviar ejemplares del libro para pedirles ayuda en esta labor de contraste.
III. Tareas para personas que hacen cosas.
Estas ideas no son teorías que solamente sirven para ejercitar el intelecto. Suponen cosas a hacer. Criterios a tener en cuenta. Que ya están funcionando, en su mayoría, a través de las normas éticas parciales de todas las personas, colectivos y grupos existentes en nuestro mundo: trabajadores por cuenta ajena, profesionales libres, empresas privadas, entes públicos, organismos, ciudades, estados, uniones, la ONU, … Y, sobre todo, son criterios a tener en cuenta por todos los creadores y difusores de normas: pensadores, políticos, iglesias, comunicadores, ingenieros sociales, poderes oficiales y fácticos, movimientos cívicos y humanistas, …
Me dirijo ahora a las personas que hacen estas cosas para decirles que si han visto y entendido mis ideas, les pueden y deben servir para hacer criterio en sus actividades.
En general se tratará de seguir haciendo lo mismo y de la misma manera. Salvo que lo que estén haciendo, o el modo de hacerlo, no sean buenos para la supervivencia y el bienestar de nuestra especie. O sean mejorables, mucho o poco.
Puede caber la duda, ante casos concretos, sobre si lo que se hace u omite es más o menos mejor para el objetivo vital prioritario. Pero en general se sabe si es bueno o malo. Y sobre todo, en caso de duda teleológica, se puede aplicar lo del ama y haz lo que quieras. O la buena voluntad, o la benevolencia, o el amor al prójimo, o la fraternidad universal, o la caridad cristiana… La ética deontológica de siempre aplicada teleológicamente. Con el bienestar de los prójimos como fin. Que ahora ya sabemos que es una buena estrategia para sobrevivir como especie.
También es claro que el mundo está segmentado en personas, empresas, colectivos, países, … que compiten entre sí dentro de la ley de la supervivencia individual y grupal. Y que el sujeto altruista, aislado en un colectivo donde hay uno o varios egoístas, puede tener problemas si no consigue neutralizar a los egoístas. El asunto está ya muy estudiado: por los etólogos y en las escuelas de negocios. Hay que elegir. Como hasta ahora. Pero ahora sabiendo que el deber prioritario, como miembro de nuestra especie, es hacerlo bien. Y mejorar con ello el bienestar de todos: el nuestro, el de los accionistas, los colegas, los clientes, los proveedores, la sociedad en general, …
Ruego a los hombres que hacen cosas que piensen lo que supondría su aplicación. Y las usen si creen que son beneficiosas para sus colectivos y para el conjunto de la especie. También agradeceré sus comentarios del signo que sean.
IV.-Tareas para todos.
Nota previa. Este apartado es especialmente atípico. Lo incluyo para dar una visión más amplia del posible uso individual de las nuevas ideas.
Lo que sigue se parece a un repertorio de consejos de anciano de la tribu, del estilo de algunos manuales de autoayuda. No son normas ni criterios contrastados. Es un ejemplo de una aplicación personal y subjetiva de las ideas básicas.
Ideas generales
Antes que nada, recuerdo el principio ético universal para uso individual. Que es muy sencillo: “Haz, con altruismo/amor, lo que sea bueno/mejor, para la supervivencia y el bienestar de nuestra especie”. O algo así.
Si has llegado hasta aquí, amigo lector, te habrás dado cuenta de que, como los otros seres vivos, estás vitalmente programado para colaborar con tu especie en transmitir la vida. En realidad, tu vida es un eslabón de las muchas cadenas que componen la malla vital de la especie hombre. Puede parecer poco. Pero es mucho. Y, míralo como quieras, pero desde que has nacido, o desde antes, tienes el deber imperativo - que ya estás cumpliendo mejor o peor - de intentar conservar y transmitir la vida que has recibido: directamente y/o ayudando a que lo hagan tus prójimos. (DRAE: Prójimo: Persona, considerada respecto de cualquier otro ser humano en tanto que parte de la humanidad.)
Apostilla: Estos deberes son los naturales, basados en el imperativo vital. Los que te tocan como criatura viva. Si eres creyente, o tienes otros objetivos trascendentes, tendrás, diferencialmente, los deberes que tus creencias u objetivos te ordenen. Digo diferencialmente porque, en general, los deberes naturales coincidirán en todo o en mucho con los otros que puedas tener, sobre todo si tus creencias son buenas. Fin de la apostilla.
Una idea que no sueles escuchar. Y que te recuerdo para que no te engañen ni sufras pensando que te quitan algo: primero tienes obligaciones, luego derechos. Como hombre, tienes el deber de intentar cumplir el principio ético universal. Y por ello y para ello, tienes la obligación y el derecho de procurar por tu vida. Procurar por lo que te haga falta para alimentarte, protegerte del frio y el calor, cuidarte cuando estés enfermo, defenderte, etc. Y para eso puedes elegir muchos medios. Eres un ser animado y racional, muy libre, muy complejo y muy inteligente. Mucho más que los otros seres vivos. Para bien y para mal.
Y puedes y debes ser previsor. Puedes allegar los medios necesarios para vivir aquí y ahora. Y como hacen los topos, las ardillas y las hormigas, intentar conseguir más medios y guardarlos para el futuro. ¿Muchos? Cuantos más mejor, siempre que los obtengas honradamente y les des buen uso.
Tienes la obligación y el derecho de intentar conseguir esos medios que necesitas y que puedes necesitar en el futuro. Pero siempre honradamente. Porque eres un ser social. Convives con otros. Por ello debes guardar algunas normas cuya base tienes también en tu programación vital. Y por la cuenta que te tiene.
Has venido al mundo con el fundamento de cómo debes comportarte viviendo en sociedad. Estás programado para convivir. Para contar con los otros. Para ser altruista. Por tu bien. Y para que te sea más fácil cumplir con tus obligaciones de vivir y de ayudar a transmitir la vida. Tenías y tienes este fundamento implícito, pero ahora lo tienes también expreso. Y con ello tienes unas normas básicas propias para juzgar las normas externas de tu entorno: usos, costumbres, modas, leyes, ...
Escolio: Y por mi experiencia te puedo decir, además, que es muy interesante y divertido ver el mundo y sus gentes con las gafas de estas ideas. Prueba. Con un poco de práctica verás y entenderás mejor lo que pasa cerca y lejos de ti. Fin del escolio.
Algunas ideas para ser bueno y feliz.
Como sabes, eres feliz cuando haces lo que crees que debes hacer. El problema, hasta ahora, era que tal vez no tenías explícita la base de tu ley natural, la que te dice lo que tienes que hacer y como hacerlo. Ahora ya la sabes. Como eres un ser hábil e inteligente no haría falta decirte mucho más. Pero también eres muy libre. Para bien y para posible mal. Por ello, y por si te sirve de algo, voy a decirte algunas cosas al respecto. No son dogmas de fe. Son algunas ocurrencias de anciano. Por lo que puedan servirte, como complemento y contraste de tu propio saber y creer.
1.- Eres un ser vivo animado y racional. Y muy libre, dada nuestra naturaleza. Un ser de la especie hombre, varón o mujer, que quiere ser feliz. Con esa vida, libertad, razón, alma y deseos de felicidad, que tienes, considera los puntos siguientes.
2.-Asume que, inscrito en tu naturaleza, tienes el imperativo de vivir para ayudar a la supervivencia de tu especie. Y con ello a la conservación de la vida. No se trata de conseguirlo, que mejor, sino solamente de intentarlo, como seguramente ya lo estarás haciendo: buenamente y con alegría.
3.- Asume también que por ser un ser vivo social de la especie hombre, tienes el deber de intentar cumplir el punto anterior siendo altruista, es decir con-viviendo con amor y buena voluntad con los alter, con los otros, con tus prójimos.
4.- Una vez asumido lo anterior, tendrías que revisar si tus normas morales implícitas actuales están de acuerdo con ello. Revisión a realizar cuando tengas tiempo, humor y ganas, o cuando lo creas conveniente. O tengas dudas y lo necesites. Con más o menos rigor según tu grado de exigencia.
5.- Si ya eres feliz, seguramente ya tienes y estás cumpliendo, sabiéndolo o no, unas normas implícitas buenas. Y habrás tenido la suerte de que las normas explícitas (mandamientos, usos y costumbres, leyes…) de los grupos a que perteneces (familia, amigos, religión, trabajo, ciudad, región, estado, …) también son buenas. No cambies.
6.- Si no eres suficientemente feliz, tendrías que revisar cómo eres tu y cómo son tus normas morales a la luz del principio ético universal. Y actuar en consecuencia.
Algunas posibles cosas a hacer en consecuencia:
7.- Una primera cosa es aceptarte. En todos los aspectos: materiales y morales. Para lo que tienes que hacer, y para cómo lo tienes que hacer, importa poco ser alto o bajo, guapo o feo, rico o pobre, listo o menos listo, blanco o negro, creyente o no creyente, chino o americano, joven o viejo, sano o enfermo, hombre o mujer… Seas como seas ahora, acéptate y acepta a tu entorno y a tu circunstancia. Es lo mejor que tienes por el momento.
8.- Una vez que te hayas reconocido y aceptado en tu entorno, piensa en las normas implícitas que ya sabes que deberías cambiar para cumplir el principio ético individual dentro de tus posibilidades. Y haz un plan para empezar a hacerlo. Que no sea difícil.
9.- Si tienes dudas sobre las normas que debes cambiar, consulta: primero contigo mismo más a fondo. Y con las normas de tu religión si eres creyente. Y luego, si aún te hace falta, con alguien de confianza que creas que puede saberlo. Y en el extremo me puedes consultar a mí y te contestaré en lo que pueda o pediré ayuda a alguien experto.
10.- Es posible que tus normas resultantes, acordes con el principio ético universal, no sean compatibles, en algún caso o aspecto concreto, con las normas externas de tu entorno: familia, amigos, trabajo, sociedad, religión, etc. Sigue en lo que puedas tus normas buenas. Y en lo que no puedas: da al César lo que es del César.
11.- En resumen, se trata de ser lo más eficaz posible para la supervivencia de la especie. Dentro de lo que buenamente pueda cada uno. Sin prisa, pero sin pausa.
12.- También se trata de que seas eficiente y bueno en lo que hagas o no hagas. Que actúes con altruismo amplio, buena voluntad, amor, … Es la condición para que seas feliz, además de eficaz. Pero tampoco se trata de asimilar bueno a tonto, a blando, a pobre, … Debes ser bueno pero, a ser posible, listo, fuerte, rico,… Cuanto más mejor.
13.- Una vieja idea es que para hacer buenas acciones y bien hechas, lo mejor es ser mejor en todos los sentidos. Las tres eses de Gracián. Tratar de ser más sabio, más sano y más santo (religioso o laico). Yo añado otras dos eses a las tres de mi paisano: más solvente y más sonriente, es decir más rico y más alegre.
14.- Si tienes ganas y voluntad no es mal programa intentar las cinco eses. Pero no se trata de ser perfecto. Intentarlo puede ser un grave error que te haría ser infeliz y a la vez ineficaz. Lo advertía Santa Teresa a sus novicias. Es casi suficiente con no hacer nada malo. Con eso y vivir buenamente ya se cumple el objetivo básico. Este punto es muy importante. Piénsalo para quedarle en el sitio justo. Recuerda la necesidad de tener holgura vital. Intenta mejorar siempre, pero no quieras ser o hacer lo que no puedas. O que sea tan difícil que el posible resultado no compense el costo de intentarlo.
15.-Y sobre todo quiérete a ti mismo. Eres lo mejor que tienes, seas como seas. Y si te aceptas con amor, a ti y a tu circunstancia, serás feliz. Y podrás amar e intentar hacer felices a tus prójimos.
16.- Para terminar, me permito incluir lo que le decía una mujer buena y feliz a otra, buena pero infeliz por sus problemas anímicos. Le decía: “Lo mejor para la tristeza es la vitamina P, las Personas. Ocúpate más de los demás y menos de ti misma. La atención a los demás te quita todos los males”.
Creo que esta idea también la tenía la madre Teresa de Calcuta y otros muchos santos, creyentes y no creyentes. Que como suelo decir son los más egoístas y los más listos porque esperan, y obtienen siempre, la mayor recompensa: la felicidad en esta vida. Y en la otra si existe. Pero no hace falta llegar a ser perfecto. Con intentarlo buenamente y con alegría suele bastar. A ello.
José Corral. Madrid, 4.10.2016. Revisado el 6.8.2018
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