"Cosmosapiens" de John Hands
- José Corral
- 1 nov 2017
- 14 Min. de lectura

Anoche acabé de leer el libro "Cosmosapiens" en su primera edición en español de junio de 2017. La primera edición en inglés es de 2015. Es un libro muy completo. El autor parece tener una formación científica muy amplia y multidisciplinar y ha resumido en un solo tomo las principales teorías e ideas sobre la evolución humana desde los orígenes del universo. Creo que ha leído y analizado todo lo que ha dicho la ciencia, antiguo y reciente, que afecta a mis ideas. Y ha añadido sus propios comentarios. Con ello, el libro sirve para comprobar que siguen sin verse mis hipótesis. Y que encajan en las teorías vigentes.
El autor se pregunta por la idea básica pero no la ve. Aunque, como los demás, la tiene implícita y cuenta con ella en todo el libro. Y se acerca muchísimo al altruismo amplio que él llama colaboración. Apenas habla de ética como moral. El libro está escrito desde el punto de vista de las ciencias naturales y en este aspecto es completo, riguroso y muy legible. Solamente voy a comentar, de forma muy resumida y a vuela pluma, lo que se refiere a mis ideas.
A.- LA IDEA BÁSICA
La recuerdo: Como todas las especies conocidas, la nuestra, Homo sapiens, tiene implícito desde su origen, el fin u objetivo vital de supervivir. Sin perjuicio de que tenga, además, otros fines espirituales o trascendentes.
Como digo, el autor trata ampliamente de los principales conceptos enunciados: las especies, la nuestra, sus finalidades y la supervivencia. Pero no los ve todos a la vez y no los relaciona, aunque la idea básica está implícita en todo el libro. Aclaro:
El concepto de especie. No le gusta la definición de Mayr ni las otras veintitantas existentes y propone otra que incluye a las no sexuadas y evita otros problemas. Creo que su definición vale perfectamente a efectos de la idea básica, ya que mi concepto de especie supone que es un colectivo o sistema capaz de actuar como tal.
Nuestra especie Hombre. El libro está dedicado a la evolución humana. Y trata de nuestra especie, desde todos los puntos de vista, con gran erudición y rigor. Tiene un cierto sesgo porque parece que su trabajo está dirigido a resaltar la capacidad de autorreflexión como diferencia básica del Homo sapiens con los animales. Y por ello, admitiendo desde el principio que la nuestra es una especie más, la define en la página 671 y luego en la 839 y siguientes como: “la única especie que sabemos posee consciencia reflexiva” (Consciousness).
Estoy de acuerdo con su tesis de que una diferencia esencial del Homo sapiens con los animales es la conciencia reflexiva. Y creo que esta diferencia - y sus consecuencia - son tan importantes que solamente por ello se podría clasificar al Hombre en un cuarto Reino biológico diferente a los otros dos de los seres vivos. Y así evitábamos algunos problemas y reticencias.
Y aunque no lo explicita, en todo el libro está implícito que el Homo sapiens intenta, prioritariamente, supervivir. Como todas las especies, al menos en la parte “material” que tiene en común con ellas. Y que es imprescindible para la autoconciencia.
Por otra parte, parece que ambas conciencias, la moral operativa (conscience) y la autorreflexiva (consciousness) han contribuido importantemente a la supervivencia de nuestra especie, a su desarrollo y a su predominio sobre las demás. Sería interesante estudiar qué tipo de conciencia ha influido e influye preferentemente en los distintos aspectos del comportamiento humano. Parece que la moral (conscience) es la que se ocupa más de los juicios vitales y la autorreflexiva (consciousness) de la parte más espiritual. Pero todo ello aún no se sabe bien y según algunos filósofos de tendencia humanista (Juan Arana) la consciousness es inexplicable.
A nuestros efectos el imperativo vital existe en el Hombre como ser vivo, sea cual sea su naturaleza integral y sus posibles conciencias.
La finalidad. En las páginas 536 y 537 plantea abiertamente esta cuestión que está latente en todo el libro. Dice: “La mayoría de neodarwinistas contemporáneos niega que la naturaleza tenga algún propósito o intención”. Cita luego la ley natural de la gravedad de Newton y se pregunta: ¿qué ley natural se invoca para los fenómenos biológicos? Y no la contesta. Ni aquí ni en todo el libro. Nadie hasta ahora, que yo sepa ha contestado a esta pregunta a la que sí contesta mi idea básica: El propósito o fin biológico de la naturaleza es la supervivencia. Y ésta es la ley natural que fundamenta los fenómenos biológicos y el comportamiento prioritario de todos los seres vivos y de sus especies como poblaciones mendelianas.
Como digo, esta ley no está explícita pero sí está presente e implícita en todo el libro ya que todos los comportamientos de todas las especies citadas por los biólogos y por el autor van dirigidos a supervivir. Esta idea la resume y concreta cuando, para diferenciar al Hombre, dice en la página 837: “Ningún animal no humano presenta conductas que no estén relacionadas con… incrementar las probabilidades de supervivencia y reproducción”. Y para marcar la diferencia representada por la autoconsciencia continúa: Los humanos, por otro lado, presentan un amplio abanico de conductas que no tienen nada que ver con su supervivencia y reproducción”.
Por mi parte, creo que este “amplio abanico de conductas” sí tienen que ver con la supervivencia ya que mejoran la convivencia y hacen al hombre más sabio y más santo lo que aumenta sus probabilidades de supervivir. Y también creo que no es necesario magnificar estas diferencias. El hombre es muy diferente de los animales. Es obvio. Pero como he dicho antes (y admite el autor con todos los científicos y filósofos serios, Santo Tomas y la Iglesia Católica, etc.), el hombre tiene mucho en común con los otros seres vivos. Y según mi idea comparte, entre otras cosas, el objetivo de supervivir y el mandato o imperativo vital de intentarlo.
En resumen creo que queda claro que el Hombre no creó la vida, pero que, como el resto de especies conocidas, tiene el mandato prioritario o deber imperativo de conservarla y transmitirla. Es decir de intentar que la especie superviva, como tal o convirtiéndose en otra u otras que hereden la vida y el objetivo de conservarla.
La supervivencia como finalidad prioritaria de las especies. Este es otro concepto que se presta a equívocos. Bien por asignarlo a sujetos varios (los individuos, los genes, la Vida…) o por confundirlo con algunos de los medios utilizados para supervivir (la reproducción, la evolución, la colaboración, el propio altruismo,…).
Admitiendo que existen sujetos que tienden a supervivir (al menos todos los citados) y que también existen las finalidades citadas, no hablamos ahora de estos supuestos. Nuestra hipótesis afirma que las especies, con cualquiera de sus definiciones, son entes o unidades cuya finalidad vital y prioritaria es supervivir. Relacionar estos u otros sujetos con alguna de las finalidades citadas, o con otras, pueden dar resultados verdaderos o falsos pero no los contemplamos en nuestra hipótesis. Y algunas de estas relaciones pueden producir errores varios.
No he apreciado en el texto ningún error pero, en algunos casos, no queda 1claro quiénes son los sujetos que intentan supervivir. No queda claro porque creo que para el autor es obvio que las especies son sujetos que intentan supervivir. Aunque no lo cita de forma expresa y da por supuesto que también es obvio para el lector. Y no repara en esta explicitación y en su importancia.
B.- EL ALTRUISMO AMPLIO
En este aspecto el autor casi coincide con mi idea aunque no con el concepto que la expresa. Recuerdo que para mí el altruismo grupal amplio incluye: toda acción u omisión que beneficie a otro u otros miembros de un grupo. Este altruismo puede ser instintivo, recíproco, remunerado, gratuito, oneroso, puro…Y en general mejora la convivencia y cohesión grupal imprescindibles en las especies sociales. Amplio esta idea al hilo de lo tratado en el libro.
El concepto de altruismo. El autor trata de las distintas formas de altruismo que se han estudiado hasta ahora y que no ve acertadas para explicar el comportamiento humano. El autor parte de un concepto de altruismo que recoge en la página 590. Al referirse al altruismo recíproco de Robert Trivers dice que este altruismo recíproco es contradictorio con la definición de altruismo universalmente aceptada y que parece hacer suya. Dice: Altruismo: Conducta caracterizada por la preocupación desinteresada por el bienestar de los demás. Y añade que el altruismo recíproco se convertiría en lo que Kropotkin describió setenta años antes como apoyo mutuo. J. Hands utiliza el concepto reductor de que el altruismo es solamente el “desinteresado”. La idea del altruismo recíproco de Robert Trivers amplía este concepto aunque se queda corto. Seguramente porque no ha visto el imperativo vital de supervivencia que da sentido a todos los comportamientos individuales y grupales, tanto altruistas como de lucha, de todas la especies sociales.
La colaboración, idea importante de John Hands. Con razón, la definición universalmente aceptada del altruismo como “desinteresado” no le es suficiente. El autor parece preferir el concepto de “colaboración”. Y dedica buena parte del libro a definir y resaltar esta idea como (pág. 664 ): la segunda ley de la evolución biológica: la colaboración causa la evolución de las especies.
En el Glosario define Colaboración como: Todas las formas de trabajar conjuntamente, incluyendo la cooperación y la colectivización.
Este concepto incluye el apoyo mutuo de Kropotkin (429-434) quien pone de ejemplo la colaboración de las hormigas y abejas y de las aves: de los milanos para cazar, de los loros para explorar y poner centinelas, la compasión de los pelícanos. Y la cooperación más avanzada de los mamíferos sociales: elefantes, ballenas, monos y chimpancés. Y de lobos, cebras, las grandes manadas de rumiantes… Incluye también a las especies unicelulares: las comunidades bacterianas que forman tapetes microbianos y biofilms. Mixobacterias como la Mysococus xanthus que realizan ataques colectivos sobre sus presas microbianas. La colaboración altruista de la ameba Dictyotelium discoideum que se agrupan para migrar formando un tallo y reproducirse, lo que supone la muerte de un 20% de las células que forman el tallo. Y añade que según el genenista James Shapiro la colaboración bacteriana se da también entre especies distintas.
Y dedica las páginas siguientes (512 a 522) a tratar de la colaboración en las especies pluricelulares, genes, plantas, insectos, peces, suricatas y primates. Y la colaboración entre especies: polinización, limpieza de parásitos, refugio de los peces, etc. En sus conclusiones a este apartado (página 521) dice: "La colaboración es una causa más importante que la competencia en el desarrollo y la supervivencia de los organismos y se extiende a cualquier nivel de vida."
En la página 602 trata de Darwin y sus menos conocidas ideas sobre cooperación. Yo coincido con sus comentarios. Trato ampliamente de esta cuestión en Supervivir.
Ideas para una ética universal al comentar El origen del Hombre, la Ética de Kropotkin y La evolución del amor de Gerald Hüther. En Supervivir amando hablo de todos ellos y cito a Darwin (pág 50 y 54 de Survival and altruism) cuando dice: "el hombre debe su inmensa superioridad… a sus hábitos sociales, que le llevan a ayudar y a defender a sus semejantes”. También coincido en que esta idea no fue difundida por sus discípulos que prefirieron la más “vendedora” de la lucha y del predominio del más fuerte.
En las conclusiones de este capítulo (pág. 658- 664) resume sus ideas sobre la colaboración en los puntos 44 a 49 y el concepto dicho en el primer párrafo de este apartado.
Comentarios. Para mi idea sobre el altruismo amplio solamente tuve en cuenta a las especies sociales pluricelulares. Creo que el colectivo es suficiente para poder inferir de su comportamiento el altruismo amplio humano que postulo en ella. Pero me parecen bien las opiniones de John Hands que confirman y completan las mías. Aunque, como digo, mi idea se basa fundamentalmente en el comportamiento de las especies sociales “superiores”, en la página 44 de Supervivir amando (48 de Survival and altruism) recojo la noticia del suicidio altruista de grupos de bacterias para evitar la expansión de virus líticos al resto del colectivo. Y en la apostilla de la misma página apunto la idea de que toda la evolución puede haber sigo un proceso de actos altruistas. Y que la recomendación de ser altruista estaría ya incluida, implícita y latente, en las instrucciones de funcionamiento a los primeros seres vivos.
Por lo que he visto, creo que mi hipótesis casi coincide con las ideas de John Hans. Que confirman y amplían el campo de aplicación de las mías puesto que extienden la colaboración a todos los organismos vivos. Y no solo entre individuos de la misma especie sino también entre especies distintas. Ideas que no utilicé expresamente en mi premisa mayor pero que, en cualquier caso, amplían y refuerzan mi hipótesis.
C. ALGUNAS DIFERENCIAS
Con mi poco saber, creo que el libro recoge muy completa y acertadamente el estado de las cuestiones que trata. Muchas de las cuales tienen relación con mis ideas, que parece que encajan bien en las teorías en vigor y en las opiniones del autor.
Pero creo que diferimos en algunos aspectos importantes, que intento recoger ahora comparando mis ideas: con lo visto y con las conclusiones finales (páginas 904-912).
Mi idea básica. Dedica bastante atención al origen de la materia y mucha más al de la vida. Pero pasa en una sola línea (punto 5 pág. 905) de la emergencia de la vida a su evolución. Sin reparar en que la vida pudo surgir y extinguirse en vez de pervivir. Y tal vez fuese así durante algunos años o millones de años. No repara en que en algún momento (inicial o posterior al surgir de la vida), alguno, varios o todos los seres vivos existentes en aquellos momentos, además de vivir se reproducen, antes de evolucionar. Y que a partir de entonces, además de vivir y reproducirse, transmiten a sus descendientes, a la vez que la vida, el mismo mandato de reproducirse. Y no solo de reproducirse una vez sino de hacerlo de la mejor manera posible para intentar que el proceso perdure, es decir para que siga habiendo seres vivos que mantengan viva a la vida. Es decir el mandato es: vive y transmite la vida. Y de ahí surge la evolución y las especies.
Con ello parece que podemos definir a los seres vivos conocidos como seres que viven y que tienen el encargo de conservar y transmitir la vida. Y para intentar conseguir este objetivo evolucionan y se diversifican creando especies.
Especies que evolucionan y que, según se ha descubierto en los últimos años, también heredan como tales el objetivo de conservar la vida y el imperativo vital de intentarlo. Y que, para ello, cada especie procura adaptarse a sus circunstancias interactuando con sus individuos. De quienes adoptan, en lo que pueden, cambios de todo tipo (genéticos, epigenéticos, culturales…) para intentar mejorar su adaptación a su entorno y su adaptabilidad a los posibles cambios.
No sabemos de donde procede el mandato de supervivir ni quien fue el mandante. Si estaba ya en la materia inanimada o si surgió con la vida o después que esta. Pero es claro que el mandato existe y es la causa inmediata de la evolución: que es un medio para supervivir, como otros muchos. La evolución no es un fin en si misma como dicen algunos evolucionistas cayendo en la falacia naturalista, que aceptan. (Michael Ruse).
El intento de cumplir este mandato vital está presente en todo el libro: al tratar de los seres vivos en general, de las distintas especies, y del hombre. Pero John Hands, como sus antecesores, no repara en él y en la importancia que tiene para entender la evolución y el comportamiento de los seres vivos y sus especies. Posiblemente por ser obvio y por no estar acostumbrados a considerar a las especies como sujetos: como “poblaciones mendelianas” o “sistemas evolutivos supraindividuales” según define T. Dobzhansky al género humano y a otras especies de reproducción sexual. (Supervivir amando pág. 34 o Survival and altruism pág 38).
Como digo en mis libros, si a alguien no le gusta la idea de mandato la puede suprimir. Pero el objetivo prioritario de supervivir está, de una u otra forma, en la naturaleza de cada especie porque todas lo intentan como un deber imperativo. Aunque parece que solamente lo han conseguido unos dos millones conocidas y algunas más que aún desconocemos. Que parecen ser menos del 2% de las que han existido.
El altruismo amplio. Como he dicho, su concepto de colaboración casi coincide con el mío del altruismo amplio. Y en algunos aspectos lo desborda. Pero puede haber algunas diferencias que tal vez sean solamente de forma. Las comento.
Parece que hace surgir la colaboración humana hace 10.000 años con la invención de la agricultura y los asentamientos urbanos. (punto 18) . Y la contrapone a la agresividad instintiva de los antepasados pre-humanos que originó enfrentamientos dentro y fuera de los grupos.
Leyendo el conjunto del libro se aprecia que da a este concepto, incluso para el hombre, un contenido mayor y un origen anterior al citado. Pero posiblemente porque quiere resaltar la autoconciencia del hombre como elemento diferencial, parece que intenta que sea esta nueva conciencia la que “cree” la colaboración como virtud humana.
También, en el punto 27, justifica la colaboración como revelación y razonamiento de los antiguos filósofos. Y en los 35 y 36 como reflexión científica que se fue incrementando poco a poco hasta mediados del siglo XX y a partir de entonces como tendencia al alza con un impacto planetario de la cooperación y el altruismo.
En mi hipótesis, el altruismo incluye la cooperación. Incluye todo lo que favorece a otro u otros aunque se haga en beneficio de uno mismo y en solitario. Las acciones para mejorar: el intentar ser más sano, más sabio y más santo, son actitudes altruistas ya que permiten mejorar lo que el “uno mismo” aporta a los demás y al grupo.
También parece que tenemos alguna discrepancia en cuanto al origen de la cooperación y el altruismo humanos. Para mí, el altruismo es una “virtud” común a todas las especies sociales y por tanto heredada por el hombre si, como parece, procede de una especie social anterior. Y si fue creado de la nada, parece que también nació con el altruismo incorporado, ratificado luego por el encargo de cuidar lo creado.
Sí que parece propio del hombre el altruismo puro, el hacer el bien sin esperar nada a cambio incluso a costa de su propio trabajo o sacrificio y dándose cuenta de su altruismo. Pero, en realidad, la diferencia sería el darse cuenta, porque también hay animales sociales altruistas puros que dan a sus hijos y a su grupo alimentos y protección aún a costa de que el donante pase hambre o arriesgue su vida. La diferencia es el darse cuenta y el apuntarse el acto virtuoso como acto a ser retribuido por la propia conciencia y autoestima del donante. O por un Poder Externo que premia estos actos con recompensas trascendentes. Si el acto altruista o la colaboración no retribuidos materialmente se realizan con conocimiento del grupo, el actor recibe además, como pago inmaterial, un aumento en el aprecio del colectivo.
En cualquier caso, creo que coincidimos en el fondo de esta cuestión aunque le demos nombres distintos. Pero hay también otra diferencia de grado. Para mí el altruismo amplio no es solamente la mejor manera de seguir adelante frente a la confrontación y la lucha como parece que acertadamente piensa John Hands. Yo voy mucho más lejos y digo que el altruismo grupal amplio, en alguna de sus formas, es imprescindible, es la única manera, para que pueda supervivir cualquier especie. Sobre todo la nuestra. Creo que J.H. también lo intuye o lo piensa pero no se le ocurre, o no se atreve, a decirlo tan tajantemente.
El principio ético universal. Como he dicho en mis libros, esta obligatoriedad biológica y cultural del altruismo como elemento principal, está implícita en todos las personas como mandato de la especie. Como factor prioritario a tener en cuenta, y a ejercer, en el intento de supervivir conviviendo grupalmente como la especie social que somos.
La existencia de estas normas de comportamiento, impresas en todos los individuos de nuestra especie, permite enunciar el principio ético universal que dice: Es bueno/mejor lo que, hecho altruistamente, sea bueno/mejor para la supervivencia de nuestra especie Hombre. En realidad no sería necesario decir lo de “hecho altruistamente” ya que esa es la única forma de intentar supervivir como especie.
Si el altruismo amplio no tuviera este valor absoluto, la idea básica, es decir, el intentar la supervivencia de la especie por cualquier medio sería errónea y muy peligrosa. Y posiblemente por este error o imposibilidad de llegar a un altruismo grupal amplio se habrán extinguido muchas especies. Mientras que subsisten y son dominantes en su entorno las especies más altruistas. El ejemplo clásico son las hormigas, con especies que tienen más de 100 millones de años de antigüedad. Y como también dice J.H., el altruismo o colaboración no deben ser solamente internos o grupales sino también de grupos con otros grupos de la misma especie y de otras especies. Es el caso de nuestra especie hasta ahora que ha ido siendo altruista en colectivos cada vez más amplios: familia, clan, tribu, nación, uniones de estados... Pero falta subir un escalón y que el gran colectivo del conjunto de grupos altruistas entre sí, sea toda la humanidad. Y por la cuenta que nos tiene ser altruistas también con otras especies.
En mi caso no me atreví a publicar mi idea básica hasta que no descubrí la existencia del altruismo amplio, implícito en todos los hombres, como medio y complemento del imperativo vital de intentar supervivir. Falta explicitarlo.
Creo que J.H. casi ha llegado a esta misma norma ética universal. Pero por no ver la idea básica y tener un concepto algo diferente del altruismo amplio, solamente se atreve a recomendar la colaboración basada en la razón. No ve completamente, o no se atreve a decir, que no hace falta razonar. Solamente hace falta ver y explicitar la ley natural y biológica implícita que nos manda intentar la supervivencia de nuestra propia especie y que, para este intento, también tenemos en nuestra naturaleza el mandato o norma, común a nuestra especie, de ejercer el altruismo amplio/colaboración en las formas que sean más convenientes en cada momento y circunstancia.
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