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Un resumen

  • Foto del escritor: José Corral
    José Corral
  • 10 ago 2018
  • 6 Min. de lectura


Tres preguntas básicas

Desde que tiene uso de razón, el Hombre se viene planteando tres preguntas básicas:

  1. Para qué vivimos: cuál es nuestro objetivo vital.

  2. Qué debemos hacer mientras vivimos.

  3. Cómo debemos hacer lo que debemos hacer.

Muchas respuestas pero ninguna universal

Hasta ahora no ha habido una respuesta objetiva y universalmente aceptada a estas preguntas. Y las múltiples respuestas han estado y están condicionadas por lo que cada grupo piensa sobre la naturaleza, o esencia, del Hombre. Sobre el qué sea el Hombre.

Los naturalistas priorizan la biología y dicen que vivimos para evolucionar y progresar como especie. Sin que tengan claro qué es progresar. Y hablan de una ética ecológica, de valores humanos, del honor…: éticas utilitaristas, buenas, pero parciales.

Los espiritualistas admiten el cuerpo, pero priorizan el espíritu. Y a partir de Aristóteles y de Kant y los Ilustrados dicen que lo importante es ser feliz. Sin que quede claro cómo se es feliz. Parece que lo bueno/mejor es la eudemonía, el progreso moral, … Y su ética incluye también valores buenos y más espirituales, pero sin una base única.

Para las religiones del Libro y otras, para quienes los hombres tienen un alma inmortal, el objetivo prioritario es alcanzar la vida eterna. Y cada una tiene sus mandamientos, que suelen coincidir con muchas de las normas, valores y virtudes de los anteriores.

Nuestras respuestas: biológicas y humanísticas.

Nuestras respuestas no están basadas en qué sea el hombre, es decir en si su esencia es material, espiritual o trascendente, o sus combinaciones. Nuestras ideas se basan en que el hombre es un ser vivo y en su comportamiento como tal.

La respuesta a la primera pregunta, al para qué vivimos, es que el Hombre tiene como objetivo o fin vital prioritario su propia supervivencia. Sin perjuicio de que pueda tener otros fines espirituales o trascendentes. Esta idea básica se deduce de lo siguiente:

a).- Todos los seres vivos conocidos viven y se reproducen de forma que, a su vez, sus descendientes vivan y se reproduzcan iterativamente. Existen excepciones debidas a causas biológicas o de comportamiento fácilmente explicables en cada caso.

b).- Para este vivir y reproducirse iterativamente, los seres vivos han desarrollado distintas estrategias: entre ellas la que llamamos especiación biológica. Y los individuos de cada especie biológica contienen en su programación genética información vital compuesta por la básica de todos los seres vivos, más la específica de su especie y la propia. Es decir, todos los individuos de todas las especies biológicas conocidas intentan que la información vital de su especie se transmita iterativa y sucesivamente.

c).- De lo anterior se puede deducir que todos los individuos de una especie tienen implícito el imperativo vital de intentar que su especie perdure en el tiempo, es decir, que superviva. Y que este supervivir, a través de sus individuos, es el fin u objetivo vital de la propia especie como sistema evolutivo.

d).- El Hombre, como especie biológica, tiene también ese objetivo vital prioritario de supervivir y el imperativo de intentarlo. Sin perjuicio de que los hombres puedan tener otros fines espirituales o trascendentes.

Escolio. Esta ley de supervivencia de las especies se justifica, como la de la gravedad, por la observación del comportamiento. Y como decía un sargento a sus reclutas, si el señor Newton no hubiera descubierto la ley de la gravedad las cosas se caerían por su propio peso. También todas las especies intentan supervivir aunque no se haya explicitado la ley que se lo ordena.

La segunda pregunta, sobre qué debemos hacer, también tiene una respuesta que se obtiene observando el comportamiento de las especies sociales:

a).- En el proceso evolutivo algunos seres vivos adoptaron la estrategia de reproducirse sexualmente lo que facilita la adaptabilidad para supervivir en entornos cambiantes. Y, a su vez, muchas especies de reproducción sexual adoptaron también la sociabilidad, el vivir en sociedad, como estrategia de supervivencia individual y grupal.

b).- El Hombre es un ser social y por ello, para vivir, reproducirse, e intentar supervivir, tiene que vivir en sociedad, debe convivir, vivir con otros. Y la capacidad para convivir grupalmente, en poblaciones cada vez más numerosas y cooperantes entre ellas, ha permitido al Hombre desarrollar sus enormes capacidades y progresar técnicamente para adaptarse a los diferentes hábitats de la Tierra. Y modificarlos.

La tercera pregunta, en cuanto a cómo debemos convivir, es decir cómo debemos hacer lo que debemos hacer, también tiene una respuesta derivada de la observación del comportamiento de otras especies sociales y del propio Hombre.

a).- Vivir en sociedad es vivir relacionado con otros seres, de la misma especie o de otras y con su entorno. Esa convivencia requiere normas de comportamiento que cada especie social ha desarrollado según su morfología y circunstancias.

b).- En todas las especies sociales es imprescindible que estas normas incluyan algún tipo de altruismo. Considerando altruista, en sentido amplio, toda acción u omisión que beneficie a otro u otros. Independientemente de cual sea su motivación.

El altruismo amplio incluye el amor maternal y filial, la simpatía darwiniana, el apoyo mutuo, la cooperación en la paz y en la guerra, o en la recolección y la caza, el trabajo productivo, la enseñanza, el cuidado de los otros, el cuidado y mejora de uno mismo que hacen al individuo más útil y menos gravoso para el grupo…

Y en el Hombre incluye el ejercicio de las virtudes y valores que han contribuido a su éxito como ser vivo social: prudencia, solidaridad, laboriosidad, justicia, bonhomía, honradez, templanza, fortaleza… (el orden no indica prioridades y el lector puede añadir otras muchas virtudes que conoce y seguramente practica).

c).- Observando a las actuales especies sociales conocidas, y por lo que sabemos de su historia, se infiere que sobreviven mejor aquellas cuyo comportamiento grupal es más altruista, es decir, aquellas cuyos individuos son, en conjunto, mas altruistas que los de otros grupos, produciendo con ello colectivos más cohesionados internamente y más eficaces frente a su entorno. Y también es positivo el altruismo con otros grupos de la misma especie y de otras especies. También sabemos que las especies sociales más altruistas superviven más y son las dominantes en sus hábitats: hormigas, hombres…

d) En el caso del Hombre, además del altruismo instintivo de algunos himenópteros y del recíproco de muchos vertebrados, existe el altruismo/amor que no es retribuido materialmente. Este altruismo/amor “puro” tiene su recompensa en forma de aprecio social y de autoestima espiritual y moral. Y en el caso de los creyentes cuenta como mérito para sus objetivos trascendentes.

Corolario. Un principio ético universal

De lo anterior parece que puede deducirse que existe implícita una norma básica de comportamiento que, en el Hombre – ser animado, racional y moral- se convierte en un principio ético universal que se puede explicitar como: Es bueno/mejor lo que, hecho altruistamente, sea bueno/mejor para la supervivencia de nuestra especie. Se podría omitir el “hecho altruistamente” ya que está implícito en el resto de la frase.

Posibles aplicaciones

Hasta ahora los hombres han vivido y viven aplicando grupalmente las éticas derivadas de las visiones y doctrinas naturalistas, espiritualistas y trascendentes. Lo que nos ha permitido llegar hasta aquí, en un tiempo mínimo, con una población de más de siete mil millones de personas y con unas enormes capacidades técnicas y científicas. Pero con creciente desorientación espiritual y moral. Y en lo material con graves problemas de conflictos, hambres, degradación del medio ambiente, … Y un enorme temor al futuro de la Humanidad.

Además de los dichos, el mayor problema es la sostenibilidad de un mundo globalizado con demandas totales imposibles de satisfacer ecológicamente. Mundo dividido en grandes y fuertes grupos, verticales y transversales, con muchas desigualdades, objetivos propios y demandas crecientes.

Por todo ello, parece urgente asumir y explicitar el principio ético universal, hasta ahora implícito, y difundirlo y aplicarlo globalmente. Lo que puede hacerse respetando las posibles creencias trascendentes de quienes las tengan ya que afecta a la parte “natural” del hombre. Esta aplicación puede hacerse paulatinamente a medida que lo asuman los expertos, líderes políticos y sociales, gobiernos, … O más rápidamente si lo asume la ONU o una Autoridad Ética Mundial.

En todo caso, el desarrollo global de esta aplicación será un proceso largo, ya que supone revisar y adaptar a la nueva base ética las leyes y políticas referidas a las actividades que afecten a la supervivencia y el bienestar del Hombre. Que son casi todas. Poniendo el énfasis en las que parecen más urgentes: potenciar la idea de Humanidad, el número y calidad de vida de los hombres, la ecología humana, las ingenierías genéticas y ambientales, las políticas económicas y sociales, las virtudes y valores universales, las éticas individuales…

J. Corral. Versión del 10.8.18

Nota .- Para ampliar algo las posibles aplicaciones de estas ideas se puede leer el Apéndice entrando por la portada de la Web.


 
 
 

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