Otras dudas y aclaraciones
- José Corral
- 27 mar 2018
- 15 Min. de lectura

Todavía en Marbella. Después de escribir sobre la difícil cuestión de La especie como sujeto, voy a intentar responder a otras observaciones que me han planteado.
Creo que las dudas que ahora intentaré aclarar son más livianas y divertidas de responder que las de la especie como sujeto. Y voy a intentar responderlas una por una. No pongo el nombre de los remitentes. Cada uno de ellos las identificará si las lee.
1.- La reproducción como objetivo.- Un fecundo escritor americano, experto en psicología, biología y zoología, agradece mi trabajo y esfuerzos y me anima a seguir, pero me apunta lo que él llama una falla técnica. Dice, según la traducción que me han hecho de su correo:
En un nivel estrictamente técnico y científico, creo que hay algunos problemas teóricos con su idea, en particular la implicación de que la supervivencia es el principal impulsor evolutivo del comportamiento; cada vez es más claro el acuerdo en que la reproducción, no la supervivencia como tal, es fundamental, y que la supervivencia no es más que un mecanismo que es a su vez adaptativo en la medida en que facilita la reproducción. En segundo lugar, esta reproducción se logra abrumadoramente a nivel de genes, más que de individuos, grupos y especialmente especies.
Respuesta: Creo que mi objetante tiene razón en cuanto a los objetivos individuales de los individuos. No entiendo de genes pero sí parece que tienen como objetivo individual su propia reproducción. Y que la supervivencia propia es “solamente” un medio para ello. Y creo también cierto que los genes tienen una abrumadora capacidad de reproducción.
Y además de los genes, entiendo que mi comunicante se refiere a la reproducción como objetivo individual de todos los seres o sujetos reproducibles. Para quienes la vida propia, su supervivencia, es un medio para reproducirse. Y muchos de ellos solamente viven hasta que se reproducen: Los salmones, las moscas efímeras, los machos de mantis religiosa…
Pero también parece claro que el objetivo no es solamente reproducirse, es decir tener uno o varios descendientes. Parece que el objetivo incluye que los descendientes sean capaces, a su vez, de vivir y reproducirse iterativamente. Y para ello, los reproductores han desarrollado muchos métodos genéticos y de comportamiento. Anoto tres de ellos: los de las bacterias, quienes desdoblándose se reproducen a miles o millones en tiempos mínimos. Los de algunos animales que ponen miles de huevos con más o menos cuidados previos y posteriores. Y los de otros animales, sobre todo aves y mamíferos, que tienen uno o pocos descendientes cada vez, pero los cuidan luego hasta que se valen por sí mismos. Las estrategias de muchas plantas también son curiosísimas y variadas para que sus descendientes vivan y se reproduzcan a su vez.
Lo que quiero decir es que parece que lo importante, el objetivo vital prioritario, no es sólo reproducirse, sino reproducirse iterativamente, es decir que haya descendientes con su misma información genética básica que vivan sucesiva e iterativamente, es decir que su grupo, colectivo o especie, permanezca en el tiempo y perdure: que superviva.
Escolios: Por otra parte hay muchos individuos que por unas u otras causas no se reproducen: las hormigas obreras, algunas ratas topo, los débiles en las especies donde funciona la selección del más fuerte, los que no llegan o se pasan de la edad fértil… Pero todos estos individuos también tienen el mandato de intentar la supervivencia de su especie. Y normalmente lo cumplen: Ayudando a las madres y a las crías, defendiendo al grupo aún a costa de su vida, colaborando en la búsqueda de alimentos,…
Y he recordado el punto 28 de Camino, de mi paisano San Josemaría Escrivá de Balaguer, donde dice lo siguiente: Mientras comer es una exigencia para cada individuo, engendrar es exigencia sólo para la especie. Toda una lección de biología en un libro de espiritualidad.
En resumen: Creo que, con lo anotado, parece cierto lo que dice mi comunicante para el nivel individual de los seres vivos reproductores. Pero este es un objetivo parcial del nivel o estrato vital individual. Igualmente, el objetivo de supervivencia de la especie, que para el nivel de la especie es prioritario, seguramente es un objetivo parcial dentro del objetivo vital total de supervivencia de la vida.
Lo que no sabemos es para qué intentar supervivir, ni qué tipo de vida pueda ser el objetivo final: los superhombres, la colonización vital del universo, el punto Omega, el planeta de los simios o de las hormigas… Pero, de momento, lo que resulta de observar a los seres vivos es que todos intentan prioritariamente vivir y reproducirse iterativamente. Utilizando distintas estrategias, entre ellas la especiación, donde las especies, sobre todo las sociales, son los medios imprescindibles para intentar transmitir la información vital de las poblaciones genéticas, es decir para permanecer en el tiempo, para supervivir.
2.- Sobre la supervivencia.- Otros expertos en sabidurías varias me plantean dudas sobre la supervivencia. Intento agrupar las respuestas para no alargarme tanto. Me dicen:
2.1. El principio ético universal es muy amplio. No sabemos más que a posteriori qué es lo que favorece la supervivencia de la especie. Y el saberlo tampoco garantiza nada.
2.2. Supervivencia de la especie es una metáfora, salvo a toro pasado. Parece que el problema es saber “qué es lo bueno/mejor que no solo suponga supervivencia para los miembros de nuestra especie, sino además Supervivencia en términos de dignidad, justicia y calidad de vida”.
2.3. ¿Qué quiere decir supervivencia de la Humanidad?
2.4. ¿Qué quiere decir bueno para la Supervivencia de la humanidad?
2.5. ¿Es siempre bueno lo que es bueno para la supervivencia de la humanidad?
Respuestas.
Estas cuestiones pueden estar ya resueltas, al menos parcialmente, en el punto anterior pero intento ampliar esas aclaraciones. De forma resumida:
En cuanto a los términos Humanidad y Supervivir: Utilizo como sinónimos los términos especie, Homo sapiens, Homo sapiens sapiens, género humano, hombre, Hombre, persona, humanidad, Humanidad… Suelo usar unos u otros según el contexto, pero en esencia los uso como sinónimos. Y supervivir es lo mismo que sobrevivir: permanecer en el tiempo, perdurar.
Trato de utilizar los términos en las acepciones principales del DRAE, el Diccionario de la Real Academia. Y procuro no utilizar términos muy especializados porque existen muchas diferencias de uso según las escuelas o tendencias a que pertenecen los especialistas. En Supervivir amando explicito la acepción que utilizo con varias palabras. Y en Supervivir. Ideas para una ética universal que está en DESCARGAS de la página Web, puse al final un Glosario general. Y uno especial para el término ética que es muy polisémico y que el propio DRAE ha cambiado en sus tres últimas ediciones.
Respondiendo a la pregunta 2.3. Cuando me refiero al supervivir de la especie, o del Hombre, o de la humanidad… quiero decir que un grupo fértil de hombres (hombres normales, como los define el DRAE, o los biólogos, o los filósofos, o la Gaudium et Spes, u otras autoridades), permanece en el tiempo, perdura.
Y me refiero al tiempo como al espacio temporal en el que exista, o pueda existir, ese grupo de hombres de nuestra misma naturaleza o parecida. Si cambian a otra especie, los nuevos hombres tendrían que repensar estas hipótesis desde su circunstancia.
Creo que para la idea básica las acepciones normales del lenguaje normal son suficientes. Y no creo necesario entrar en las posibles diferencias sobre lo que sea el hombre, o la humanidad, en cuanto a si su naturaleza es material, espiritual o trascendente. En otros lugares he tratado ampliamente de eso. Ver, en su caso, en Supervivir. Ideas para una ética universal, las notas sobre la Comisión Teológica Internacional, Monseñor Ladaria y otros autores, especialistas en estas cuestiones, citados entre las páginas 111 a 288.
A la observación 2.1. Mi comunicante tiene toda la razón cuando dice que el principio ético universal es muy amplio. Ver en Supervivir amando (págs. 80 a 84) el punto 1. sobre Revisar las normas explícitas parciales. El principio ético universal regula o intenta regular implícitamente, desde nuestro origen, todas las acciones u omisiones morales de los hombres. Que son todas o casi todas las conscientes. Más o menos. Y su aplicación nos ha permitido llegar hasta aquí.
Escolio: No me resisto a citar aquí a D. Tomás Trigo, quien en la presentación de su reciente obra: “Moral de la persona: las virtudes”, EUNSA 2017, dice (pág. 8): “Toda la Moral es moral social, pues no existe acción personal por íntima que sea que no tenga una repercusión en los demás”.
Y también estoy de acuerdo en que el tener explícito y asumir el principio ético no garantiza el futuro. Porque los hombres, el Hombre, pueden no hacerle caso. O aunque quieran hacerle caso, es posible, como dice mi comunicante, que no sepamos qué es lo que favorece la supervivencia de la especie. O que, sabiendo y queriendo, no se pueda hacer lo que se quiera hacer.
Con todo ello, creo que el explicitar, asumir y aplicar el principio ético universal es bueno, y seguramente lo mejor, imprescindible y urgente, para la supervivencia y el bienestar de los hombres, de la Humanidad. Y creo que a medida de que más hombres, y más sabios e influyentes, lo vayan conociendo y lo asuman, mejorará el ejercicio de las acciones que ahora ya parecen buenas para la supervivencia y el bienestar del Hombre. Y creo que se pensarían y aplicarían, antes y mejor, todas o algunas de las acciones que enuncio en las páginas 73 a 111 de Supervivir amando. U otras mejores.
Y aunque estoy de acuerdo con mi comunicante que el intentarlo no garantiza nada, me he recordado a mí mismo, que el mandato es intentarlo. Aunque el objetivo no se consiga o no lleguemos a saber si se consigue. Acabo de consolar a un amigo que se lamenta de que los hombres no podemos conseguir el objetivo de supervivir. Y le he recordado que nuestro objetivo individual no es supervivir, al menos físicamente, sino colaborar en la transmisión de la vida. Y le puesto, y le ha gustado, el ejemplo de la carrera de relevos. Y también le he dicho que lea el apéndice de la página Web sobre nuestros deberes y sobre la felicidad aristotélica que se puede conseguir si intentamos cumplirlos buenamente. Además de que contribuyamos con ello al intento general de supervivir amando.
A la observación 2.2.- En su primera parte creo que está contestada ya. En cuanto a la dignidad, justicia y calidad de vida, creo que corresponde a la parte deontológica del principio ético universal. Que tiene su fundamento en la idea básica. Recuerdo a Darwin que en el Origen del Hombre dijo que las tribus felices superviven mejor.
Los objetivos de dignidad, justicia y calidad de vida, junto con otros valores y virtudes, son objetivos y medios necesarios. Y están incluidos dentro del altruismo amplio como medio básico de la especie para supervivir individual y grupalmente.
He desarrollado también estas ideas en el comentario a “Breve historia de la ética” de Victoria Camps. Incluido en el Blog.
A la pregunta 2.4.- Creo que en parte está respondida pero se puede añadir algo:
Entiendo que es bueno para la supervivencia de la humanidad todo aquello que permita y facilite la adaptación de los hombres a los cambios de su entorno para que puedan seguir viviendo y reproduciéndose iterativamente.
En las páginas 78 a 80 de Supervivir amando trato más ampliamente de estas cuestiones.
A la pregunta 2.5.- Esta es una pregunta fácil de contestar y difícil de aplicar. La respuesta es que no siempre es moralmente bueno lo que es bueno para la supervivencia de la humanidad. Y la dificultad de saber lo que sea bueno hacer u omitir en cada caso es parecida a la dificultad para aplicar cualquier principio ético. Si alguien no la conoce puede leer la Ética de 1912 de G.E. Moore para apreciar mejor estas dificultades y las posibles soluciones.
Pero a diferencia de la situación histórica y actual, con nuestras hipótesis existe un principio ético universal concreto y explícito con el que comparar cada posible acción. Principio común que hasta ahora no existe. Existen los principios de cada una de las religiones, culturas, etc. Y el imperativo categórico de Kant, que está vacío. … Y las fórmulas clásicas de hacer el bien y evitar el mal, sin que se sepa cuáles son el bien y el mal. Al menos en el nivel vital.
En cualquier caso y por intentar dar una respuesta, he dicho ya en alguna parte que: "es bueno aquello que sea bueno para la supervivencia de la especie y cuyo costo sea menor que el beneficio que produzca…”. Es un método ya conocido. Lo nuevo e importante es el objetivo. Y podría añadir “…y que esté hecho altruistamente”, pero ya está implícito en el costo y el beneficio. Lo difícil es saber cuál es el beneficio total y el costo total ya que algunos de estos conceptos son, además de intangibles, expectativas de futuro. Esa es la dificultad normal y ya dicha en las observaciones 2.1. y 2.2. y en otras.
Estas cuestiones suelen preocupar más a quienes buscan leyes y respuestas universales, exactas, y rigurosas. En la vida real se suele trabajar con probabilidades, con expectativas de “a poco más o menos”. Y creo que para lo que tenemos que hacer: intentar supervivir, no nos queda más remedio que trabajar con expectativas. Analizando todo con la mejor buena voluntad, sabiduría y prudencia posibles, asumiendo el riesgo de no acertar. No se nos pide más. Ni menos. En el apéndice, digo a los posibles dubitativos que me pueden preguntar las dudas que tengan sobre los casos concretos que se les presenten y que, después de intentarlo seriamente, no sepan resolver.
En mi oficio bancario me ha tocado trabajar en tiempos de bonanza y de crisis con muchos tipos de riesgos, especialmente los crediticios que siempre son de futuro. Y si se actúa con buenos principios y técnicas profesionales, los resultados suelen ser buenos. O al menos los mejores posibles dentro de cada circunstancia. Como en medicina, o en enseñanza, o en la gestión empresarial, o en la guerra… No se nos pide más. Y si el resultado fuera absolutamente predecible sería otro mundo. Muy aburrido y no humano. No se nos pide acertar siempre. Pero sí se nos pide que lo intentemos. C´est la petite différence...! Y no queda más remedio que asumirla. Sin que sirva de excusa para no actuar.
3.- Sobre el altruismo.-
Incluyo aquí varias cuestiones relacionadas con el altruismo y con el deber. Me dice un ingeniero informático y filósofo:
Observación 3.1. No está claro el paso del instinto al deber, de la tendencia “natural” a la finalidad asumida libremente.
Esta es una cuestión muy interesante. Pero veo muy fácil su respuesta si entiendo bien la duda. Además, creo que es una cuestión que se plantea en el comportamiento humano y, al menos en el de algunos animales. Yo no soy experto en etología pero he tenido de niño un perro y un caballo. Que “sabían” lo que tenían que hacer: por rutina, por instinto o por una orden mía expresa. Y ejerciendo su libertad hacían, o no, lo que sabían que tenían que hacer.
Supongo que usaban su cuasi-conciencia animal para evaluar lo que estaba bien y lo que estaba mal, su inteligencia o juicio para valorar las consecuencias y su voluntad para decidir. Digo todo esto porque si en vez de ser yo quien daba la orden era mi padre, la acción resultante era otra. Y si era una acción rutinaria la hacían según las circunstancias: si estaban más o menos fatigados, si estaban más felices como estaban que con lo que debían hacer, si me veían más o menos distraído…
Como digo no soy experto en comportamientos, ni animales ni humanos, pero mi idea es que todos los seres vivos tienen/ tenemos en la base de nuestra programación el mandato de intentar transmitir la vida o de ayudar a hacerlo. Mandato “enriquecido” con las normas e instrucciones de nuestra especie y de las poblaciones de que procedemos y a las que pertenecemos. Y de nuestros sí mismos como humanos. Y la resultante es nuestro deber. No el instinto. El instinto es una forma de hacer nuestro deber sin pensar y sin juicio y sin conciencia. (págs. 18 a 23 de Supervivir amando). Y cada ser vivo, “sabe”. Y “pasa” de ese deber a sus acciones según sus posibilidades y su grado de libertad.
En el caso del Hombre, ayudaría mucho a pasar del deber imperativo vital implícito al principio ético universal como finalidad asumida libremente, si este deber fuese conocido. Eso es lo que estoy intentando. Ya que ahora los hombres tienen este deber básico en el fondo de su conciencia pero no está explicitado ni asumido racionalmente.
Como información adicional, parece que este deber está “escrito” físicamente en el tronco encefálico, según los expertos en esas cosas. (págs. 152 a 157 de Supervivir. Ideas para una ética universal. En DESCARGAS de esta página Web). Pero “encima” de esta orden primigenia hay un montón de órdenes y normas de la especie, grupales y del yo mismo, que hacen que el cerebro del Hombre sea un lío de órdenes, tendencias, sensaciones, deseos,… Y casi todo eso es bueno para el objetivo básico, pero la parte “racional” y libre del hombre no lo sabe: porque no “sabe” explícitamente cuál es su objetivo básico. Así estamos. Y de eso va esta cosa. De explicitarlo y que se sepa. Y que cada hombre decida luego, libremente, si lo asume e intenta cumplirlo.
Observación 3.2. No demuestras que el altruismo beneficie a la especie, ni menos aún que sea necesario (o inversamente, que el no altruismo sea perjudicial: me temo que hay infinidad de contraejemplos).
Esta es también una importante cuestión. Para abordarla es necesario que hablemos del mismo altruismo. Mi uso del término es nuevo y más amplio que todos los que conozco. Lo defino y lo digo en las páginas 39 a 54 de Supervivir amando. Ese altruismo, alguna forma de altruismo dentro de mi definición de altruismo amplio, no solamente beneficia sino que es imprescindible para la vida de todas las especies sociales de reproducción sexual. Y naturalmente, el no altruismo es malo y perjudicial siempre que el perjuicio que ocasione sea mayor que el beneficio para la supervivencia de la especie. Más o menos. Lo hemos visto en el punto 2.5.
Lo anterior se demuestra por observación directa de cualquier especie social sexuada, incluido especialmente el Hombre. Para el altruismo de estas y otras especies ver en el Blog el comentario a Cosmosapiens de John Hands.
Observación 3.3.
Tratándose de una función multi-objetivo, lo mejor no es computable, y por tanto no sirve como regla práctica de acción. Eso sin contar que trata de medir bienes intangibles (no medibles).
Esta también es una observación propia de filósofo ingeniero informático. Pero también es fácil de responder. Aunque, naturalmente, difícil de aplicar en casos difíciles. Amplío:
Creo que no es una función multi-objetivo. El objetivo es uno. Más o menos tangible. No puede ser tocado pero creo que en el punto 2 ha quedado bastante claro. O por lo menos a mí me parece que está suficientemente claro para trabajar con él como bien a alcanzar.
Lo que sí es múltiple es lo que se puede hacer, y no hacer, para intentar conseguirlo. Y decidir lo que es bueno y mejor en ética aplicada tiene las dificultades que sabemos. Creo que la respuesta es parecida a la dada en la cuestión 2.5.
Y por añadir algo, para mí es claro que el objetivo vital es uno: la supervivencia. Lo demás son medios: la reproducción, la evolución, la especie, el altruismo amplio, la selección natural,… Todos ellos son medios. Más o menos importantes. Y son y serán “mejores” los que sean mejores para el objetivo vital prioritario: la supervivencia de la vida.
Observación 3.4. Un buen amigo me traslada una idea que es frecuente escuchar. Dice:
Por lo que vemos todos los días, el hombre es más egoísta que altruista.
Y tiene razón. Y es natural y bueno que así sea. Y con ello, el hombre cumple el mandato vital imperativo. Y es bueno que así sea si el hombre es un hombre “listo”. Lo he dicho en todos mis escritos y en especial en Supervivir amando (págs. 40 a 54). Aunque tal vez esté poco explicado. Aclaro algunos conceptos:
- Egoísta, según el DRAE: que (o quien) antepone el interés propio al ajeno, lo que suele acarrear un perjuicio a los demás.
Mi concepto de “egoísta listo” es distinto. Más o menos sería: que, o quien, por interés propio procura el bien ajeno. Es decir quien, por la cuenta que le tiene, procura comportarse altruistamente. Con mi concepto de altruismo la misma definición sirve también para “altruista listo”.
Recuerdo que comportarse altruistamente, en mi concepto, supone: cualquier acción u omisión que beneficie a otro u otros. Es decir: trabajar para producir bienes o servicios, comprar, vender, cuidar de la casa y los niños, enseñar, acompañar, ser amigo,…
Y también es altruismo cuidar de uno mismo: intentar ser más sano, más sabio, más santo, más sonriente y más solvente. En la medida en que cada uno sea, es decir viva y sea mejor (las cinco eses), podrá dar más a los otros, a sus grupos y a la sociedad en la que vive. Y a través de ésta a todos los hombres. A todos los prójimos. A la humanidad, a la especie. Recuerdo un mandato famoso: ama al prójimo como a ti mismo. Para amar al otro, al alter, para ser altruista, hay que amarse antes a uno mismo. Y otro clásico que se suele poner como principio ético universal: no hagas a otro lo que no quieras para ti. O en positivo: haz a los demás lo que quieras para ti. En todos los casos supone que quieres o debes querer para ti lo bueno para poder darlo luego a los otros.
Y en mi idea, el altruismo siempre es remunerado: material o espiritualmente. Y por tanto es interesado. Pero es claro que habría que modificar las definiciones de altruismo y egoísmo para adaptarlas a la ley natural. Al principio ético universal. De eso se trata.
En cualquier caso, y para evitar que mi comunicante me diga que estoy haciendo trampas utilizando mi neolenguaje, voy a decirle que usando los términos altruismo y egoísmo como hoy se usan, tiene bastante razón. Hay muchos hombres, excepto los listos y santos, que son, al menos aparentemente, más egoístas que altruistas. Y lo son porque aplican los dos tipos de egoísmo: el mío- el altruismo egoísta- para su satisfacción moral cuando hace algo bueno. Y el del DRAE cuando hace, u omite, algo que le satisface a él en perjuicio de los demás.
Eso es así por el predominio del yo mismo sobre el nosotros. Ya está muy estudiado aunque no se comprenda totalmente sin verlo a la luz de la idea básica. El hombre fue un “nosotros” antes de ser un yo: El Adán previo a la caída. El buen salvaje de Rousseau. Las almas primitivas de Lucien Lévy-Bruhl. Y el egoísmo bueno y natural de ser y ser mejor para el grupo - porque el grupo lo demanda así y así conviene también al individuo- se convierte en el egoísmo excesivo del yo mismo.
Por el “yo mismo” el Hombre se hace más libre y con ello se salta las normas del grupo y “es como dios” y crea e inventa cosas nuevas: la bifaz, la rueda, la ganadería, las ciudades, la torre de Babel, los rascacielos de Manhattan, los teléfonos móviles… Es individualmente egoísta, pero grupalmente sigue siendo más altruista que egoísta porque de no haber sido así se hubiera extinguido. Como se han extinguido otras muchas especies sociales y los grupos humanos, tribus, clanes y naciones que no han “convivido altruistamente” con su propio grupo y con los vecinos,…
A los hombres, que somos y hemos sido altruistas grupales y que por eso somos y estamos como somos y estamos, nos queda un último nivel en el que ser altruistas: el nivel de ser grupal y egoístamente altruistas con toda la especie, con toda la Humanidad. Por la cuenta que nos tiene. A nosotros y a nuestros descendientes.
Marbella, las 10:59 del 27.3.2018. Última revisión el 5.4. a las 19:13
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